Napoleón Bonaparte nació el 15 de agosto de 1769 a las 11 hrs. de la mañana en Ajaccio (Córcega). Fue un destacado militar y político francés. Su ascenso al poder fue meteórico. Gobernó Francia con un golpe de Estado como Primer Cónsul desde 1799 hasta 1804, y como Emperador, desde 1804 hasta 1814. Reconocido por sus habilidades estratégicas en el campo de batalla, Napoleón llevó a Francia a la grandeza militar durante las Guerras Napoleónicas. Además de sus proezas militares, ejerció una profunda influencia política en Europa. Su régimen llegó a su fin con la derrota en la batalla de Waterloo en 1815, marcando el fin de una era y su exilio a la isla de Santa Elena.
El pequeño Napoleón nació en la isla mediterránea de Córcega, que entonces formaba parte de la República de Génova. Sus padres, Carlo Buonaparte y Letizia Ramolino, provenían de familias nobles y desempeñaron un papel crucial en la formación del carácter y las ambiciones de Napoleón.
La familia Bonaparte tuvo una vida itinerante durante la infancia de Napoleón debido a la turbulenta situación política en Córcega. El joven Napoleón recibió una educación militar en Francia, donde desarrolló su pasión por la estrategia y la táctica. Su ascenso meteórico en las filas del ejército francés durante la Revolución francesa lo catapultó a la fama.
En 1799, Napoleón dio un giro audaz en la historia al realizar un golpe de Estado, estableciendo así el Consulado y consolidando su poder. En 1804, se autoproclamó emperador de los franceses en la famosa ceremonia de su coronación en la Catedral de Notre-Dame, evento que simboliza su ascenso al pináculo del poder.
Las críticas más destacadas a su gobierno incluyen acusaciones de represión, un estilo autoritario, censura de prensa y control de los países satélites europeos conquistados, así como la imposición de un código civil, el Código Napoleónico, que actualmente se ve como una gran aportación social muy avanzada a su tiempo.
Durante su imperio hubo varios acontecimientos históricos que definieron su legado, con la expansión del imperio francés que dieron lugar a las conocidas Guerras Napoleónicas que desangraron Europa por completo: uno de los hitos más significativos de su reinado fue la Batalla de Austerlitz en 1805, donde derrotó a las fuerzas rusas y austriacas de manera fulminante. La épica campaña de Rusia, que estuvo a punto de conquistar, que fue impedido por el frío ruso, es decir, la propia naturaleza, fue la que lo venció en esa gran odisea, así como la imposición de un bloqueo continental a Inglaterra para hundir su economía y elevar a su país como la primera potencia mundial. Y la dura y cruenta campaña para conquistar y someter a España, donde los españoles nunca aceptaron el dominio francés, fueron los principales escollos a los que se enfrentó. La derrota en la Batalla de Leipzig en 1813 fue uno de los últimos eventos cruciales que marcaron su declive.