La Marcha Verde pilló a España en un momento de crisis política. El general Franco, se estaba muriendo. A pesar de la abrumadora superioridad militar y logística de las Fuerzas Armadas Españolas asentadas en el Sahara Occidental en relación con las Fuerzas Armadas del Reino de Marrueco, el Gobierno español temía que el conflicto con Marruecos pudiera derivar en una guerra colonial abierta en África, lo que podría poner en entredicho a la España franquista, creando inestabilidad social o, un cambio político abrupto en el país. Por todos esos motivos el Gobierno de España, en ese momento dirigido por Carlos Arias Navarro, con el concentimiento de Juan Carlos de Borbón envió al ministro de la Presidencia española, Antonio Carro a Agadir para negociar con el monarca alauí, una solución a la tensa situación fronteriza. El 9 de noviembre de 1975, el rey de Marruecos da la orden de repliegue y los civiles abandonan la provincia española. El 14 de noviembre de 1975, los representantes de los gobiernos de España, Marruecos y Mauritania firmaron el Acuerdo de Madrid, en el que el gobierno español reiteró su intención de descolonizar el Sahara como potencia administradora e instituyó una administración temporal con la participación de Marruecos y Mauritania, donde se estableció que España pondría fin a su presencia en el territorio antes del 28 de febrero de 1976, como así sucedió.
Marruecos ocupó la zona septentrional y oriental del territorio y, Mauritania, la parte meridional, pero, en 1979 este último país, abandonó la parte que había ocupado. La reacción no se hizo esperar, y el movimiento de liberación nacional del Sahara Occidental, que lucha para acabar con la ocupación de Marruecos y conseguir la autodeterminación del pueblo saharaui, conocida con el nombre de Frente Polisario, anunció que continuaría con la guerra de guerrillas, proclamando el 29 de febrero de 1976 la República Árabe Saharaui Democrática.
Todas estas circunstancias han hecho que el conflicto siga sin resolverse, ya que la ONU sigue sosteniendo la necesidad de la realización de un referéndum en el Sahara Occidental, pero Marruecos lo rechaza de pleno.
Según el derecho internacional, España sigue siendo la potencia administradora del Sahara Occidental, ya que sostiene que el Acuerdo Tripartito de Madrid no es válido, pues según la ONU, España, no transfirió la soberanía sobre el territorio, ni confirió a ninguno de los signatarios la condición de potencia administradora, condición que España, por sí sola, no podía haber transferido unilateralmente, pero Marruecos, decidió ocupar el territorio.
El gobierno marroquí ha rechazado la idea del referéndum y sugiere una autonomía para el Sáhara Occidental dentro de Marruecos. Esa propuesta inicialmente ha sido rechazada por la ONU, el Frente Polisario, Argelia y España; hasta ahora. Los diferentes gobiernos españoles han estado divididos entre su deseo de mantener una buena relación con Marruecos, su vecino del sur con el que comparte fronteras terrestres con Ceuta y Melilla, y su responsabilidad ante la legalidad internacional como antigua potencia colonia. Pero el gobierno Alauí, ha ejercido una notable presión durante años, para conseguir que España acepte la autonomía del Sahara Occidente, como solución final al conflicto. El 14 de marzo del 2022, para sorpresa de todos, el Gobierno español, a través de su presidente, Pedro Sánchez, mediante una carta enviada al Rey Mohamed VI, expresa su decisión de aceptar la opción de la autonomía del Sahara Occidental dentro de Marruecos. Esta decisión no consensuada y controvertida del PSOE, ha provocado la reacción desfavorable de la mayoría de los partidos de la oposición y una buena parte de la sociedad española, por el inesperado giro del partido socialista en el Gobierno.
Si analizamos en todo su contexto la situación astrológica del conflicto del Sahara, desde el preciso momento en que se inició la Marcha Verde, nos encontramos con una semicuadratura entre el Sol y Venus, y una figura de aspectos con un triángulo escaleno entre los planetas Marte, Saturno y Urano, relacionados con un trígono, una cuadratura y un semisextil.
Cuando el Sol y el planeta Venus se encuentra en su máxima elongación donde ambos astros se localizan a una distancia de 45º de arco, los desajustes, conflictos y enfrentamientos se hacen evidentes, como así ocurrió desde el inicio de la Marcha Verde, donde estaba operativo dicho ciclo planetario. A eso hay que añadirle otro ciclo planetario operativo en ese momento como es la cuadratura entre Saturno y Urano, que en algunos momentos históricos ha estado en estrecha sintonía como los cambios políticos y sociales de España. En ese momento el país estaba en un periodo de interinidad debido a que el jefe del Estado, que durante 40 años había gobernado el país con mano dura, estaba a punto de morir; como así ocurrió. Eso hacia que la situación política debido a dicho desenlace fuera extremadamente incierta, como luego sucedió.
Pero la jugada maestra estaba de antemano ya planificada por parte del gobierno alauí, con el trígono entre Marte y Urano que de manera súbita facilitó el despliegue logístico para hacer la presión necesaria y, adentrase algunos kilómetros en la frontera española del Sahara Occidental con cientos de miles de civiles, acrecentando la tensión que ya vivía España por su incierta situación interna.
Y sin dejar nada al azar, supo con astucia, previsión y cautela ejecutar el plan estratégico con el semisextil entre Marte y Saturno que cerraba la figura de aspectos triangular operativa durante esos días (dicho aspecto entre los dos planetas se da en el gráfico natal de Marruecos). El gobierno alauí actuó con absoluta determinación en la consecución de sus objetivos expansionistas como así se constató.
Tenemos que indicar que el día de la firma del Acuerdo Tripartido de Madrid, seguía activo las mismas configuraciones planetarias que estaban presentes durante la Marcha Verde, pero, aparece en escena otro actor fundamental para dar distención a la tensión diplomática entre los dos países vecinos: el biquintil entre el Sol y Júpiter, siempre presente en muchos momentos históricos como portador de entendimiento y de solución inmediata a conflictos de cualquier índole, tanto a nivel doméstico, como internacional, sin que eso signifique una solución satisfactoria o resolución final del tema a tratar, como así ha sucedido durante estas cinco últimas décadas.
Si observamos el último capítulo del conflicto del Sahara Occidental con la decisión del Gobierno de España reflejado en la misiva envíada del presidente del Gobierno español, aceptando la autonomía del Sahara dentro de Marruecos, viene justificada por la estrecha conjunción Júpiter-Neptuno, que a su vez, es el mismo ciclo planetario operativo entre estos dos planetas, con una sexquicuadratura entre Júpiter y Neptuno, que tuvo lugar el 6 de septiembre de 1991 con la proclamación oficial del alto el fuego entre Marruecos y el Frente Polisario. Este ciclo planetario esta vinculado a favorecer la pacificación y el entendimiento de las partes afectadas por las vicisitudes causadas por un problema de alto calado político e histórico, que se viene arrastrando en cualquier de los múltiples escenario político existentes, donde todos los afectados o algunos de ellos se han planteado dar el paso para establecer los mecanismos necesarios para solucionar el problema latente, o establecer una marco de negociación aceptable para todos.
Además el ciclo Júpiter-Neptuno se encuentra en el gráfico natal del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, formando un semisextil, de ahí, su predisposición a la cooperación y distención ante cualquier enfrentamiento, como se ha demostrado a lo largo de su vida política en todas y cada una de las decisiones tomadas.
Es evidente que la decisión del gobierno español de antemano mejora las relaciones diplomáticas entre el Reino de Marruecos y el Reino de España, ya que los réditos de Marruecos y los de España, quedan salvaguardados, pero, perjudica los intereses del pueblo saharaui. Por lo tanto, no resuelve el fondo del conflicto del Sahara Occidental, si no se convoca un referéndum de autodeterminación para poner fin al conflicto.