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Abril 2025  Edición nº: 33


¿Hacia una nueva recesión económica mundial?

Carlos Morales | Barcelona | 08.04.2025 | 14:17 hrs. 

Análisis astrológico:

¿Hacia una nueva recesión económica mundial?

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El pasado dos de abril de 2025, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lanzó un órdago económico al mundo: la subida unilateral de aranceles, con la intención de hacer de nuevo fuerte a su país en el ámbito comercial global. Trump argumentó que estas medidas eran necesarias para corregir lo que consideraba prácticas comerciales desleales, especialmente provenientes de China, y para proteger la economía estadounidense, que, según él, se encontraba en desventaja frente a economías extranjeras. Este tipo de políticas proteccionistas se enmarcan dentro de la estrategia de Trump para reducir el déficit comercial de su nación y recuperar empleos industriales, que según su visión, fueron desplazados por acuerdos comerciales injustos. Sin embargo, este giro hacia el proteccionismo ha generado serias preocupaciones a nivel global sobre sus implicaciones a largo plazo.


Los nuevos aranceles impuestos por Trump incluyen un aumento del 34% sobre las importaciones chinas, una medida que se suma al incremento reciente de un 20%, lo que representa una escalada significativa en la guerra comercial entre ambos países. Además, se han implementado gravámenes elevados sobre bienes provenientes de la Unión Europea, Japón y otros países aliados de EE. UU., lo que amplifica el alcance de las medidas y aumenta la presión sobre las economías globales. Esta estrategia busca forzar a las naciones a renegociar acuerdos comerciales y hacer concesiones a favor de los intereses estadounidenses. No obstante, la presión sobre los mercados internacionales es evidente, ya que estas medidas arancelarias afectan tanto a los importadores como a los consumidores en todo el mundo, encareciendo los productos y reduciendo la competitividad.


Las reacciones internacionales fueron inmediatas. La Unión Europea, por ejemplo, ha considerado tomar medidas recíprocas cuidadosamente diseñadas para minimizar el daño económico europeo, pero también para enviar un mensaje claro sobre la protección de sus propios intereses comerciales. A la par, varios países comenzaron a evaluar la posibilidad de iniciar un proceso legal ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), buscando cuestionar la legalidad de los aranceles impuestos por Estados Unidos. Estos países, entre los que se encuentran China, México y Canadá, argumentan que las políticas proteccionistas violan las normas comerciales internacionales establecidas. 


Esta situación política no solo involucra a las economías más grandes del mundo, sino que también afecta a una vasta red de países que dependen del libre comercio global para mantener su crecimiento económico. Además, el intento de mejorar la situación económica de Estados Unidos podría tener repercusiones directas en los bolsillos de los propios ciudadanos estadounidenses, ya que el aumento de aranceles y las posibles tensiones comerciales podrían encarecer productos y servicios, afectando así el poder adquisitivo de la población.


La reacción de los mercados financieros globales no se hizo esperar. Las principales bolsas europeas experimentaron caídas significativas, con retrocesos de alrededor del 3%, lo que reflejó el temor de los inversores sobre las consecuencias económicas de esta guerra comercial. En Asia, los índices bursátiles también sufrieron pérdidas considerables, siendo el Nikkei de Tokio uno de los más afectados, con un descenso del 2,77%. La incertidumbre en los mercados financieros refleja un creciente pesimismo sobre la estabilidad económica mundial, ya que los inversores tienden a huir hacia activos más seguros, como el oro o los bonos del gobierno, ante el aumento de los riesgos. En los Estados Unidos, el índice bursátil S&P 500 entró en un mercado bajista, perdiendo más del 20% desde sus máximos recientes, lo que se considera una señal de advertencia sobre las perspectivas económicas del país.


Economistas y organismos internacionales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI), han advertido que las medidas proteccionistas de Trump podrían generar un aumento de la inflación, debido al encarecimiento de productos importados, y frenar el crecimiento económico tanto en Estados Unidos como a nivel mundial. En particular, se teme que la guerra comercial derive en una recesión global, ya que las políticas proteccionistas tienden a reducir el intercambio comercial, lo que afecta negativamente a la productividad y a la inversión. La incertidumbre política y económica también aumenta el riesgo de una desaceleración del crecimiento, ya que las empresas, ante la inestabilidad, se muestran reacias a realizar nuevas inversiones o expandir sus operaciones. Además, el aumento de los precios podría afectar a los consumidores, reduciendo su capacidad de compra y provocando una disminución en la demanda interna.


La incertidumbre generada por estas políticas proteccionistas sugiere que la economía mundial podría estar acercándose a una nueva recesión, cuyas consecuencias serían profundas no solo en los países directamente afectados por los aranceles, sino también en aquellas naciones interconectadas a través de las cadenas de suministro globales. Las políticas de Donald Trump podrían estar llevando al mundo a una nueva fase de tensión económica, marcada por la desaceleración del comercio internacional y un mayor aislamiento económico de las grandes potencias. Si no se alcanzan acuerdos o soluciones diplomáticas, la guerra comercial podría prolongarse aún más, afectando gravemente la estabilidad económica global en los próximos años.

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ANÁLISIS ASTROLÓGICO:


Si observamos los grandes ciclos planetarios que estaban activos el día que Donald Trump hizo pública, frente a los jardines de la Casa Blanca, su firme decisión del aumento global de aranceles que aplicaría Estados Unidos al mundo, vemos a Saturno y Urano formando un sextil pártil. Este ciclo planetario es el ciclo afín y más representativo en la historia de Estados Unidos, ya que está en sintonía recíproca con todo proceso liberal y liberalizador de la economía norteamericana.


Por lo tanto, astrológicamente hablando, más que un proceso proteccionista (que lo es) por parte de la administración Trump, es un mensaje, mediante los aranceles, al mundo para expandir y fortalecer tácticamente la economía estadounidense y debilitar a sus principales competidores.


Ahora bien, si los resultados esperados por Trump no se ven cumplidos por las reacciones recíprocas del resto de países que van a sufrir los aranceles, y si estos aplican proporcionalmente los mismos, sin que al final haya un acuerdo, hay muchas probabilidades de que, sobre finales de verano, se empiece a ralentizar la economía mundial.


Comenzará entonces a despuntar la inflación, con la conjunción Saturno-Neptuno y el sextil de Urano a ambos planetas, acentuada por el sextil que formará también Plutón con Saturno y Neptuno, así como el trígono de este con Urano, donde formarán una figura en forma de triángulo isósceles que acentuará la propia dinámica de un enfriamiento de la economía global.


Sé que muchos analistas astrológicos dirán que la propia dinámica de los aspectos, al estar formados varios sextiles y un trígono, hará que la economía no se enfríe, ya que estos aspectos, vistos desde la óptica de la astrología tradicional, suelen facilitar de manera positiva una mejora en la economía mundial. Pero sabemos que esto no es del todo cierto, ya que los conocidos como "aspectos benévolos", si no son utilizados constructivamente, suelen dilapidar y generar incertidumbres generalizadas por la desidia y la falta de aplicación de políticas económicas coherentes, alimentando un clima de crispación política.


Estos aspectos suelen facilitar, en cualquier vertiente, ya sea de manera constructiva o destructiva, la posibilidad de que lo peor sea aún peor. Es como cuando hay un incendio: si al pequeño fuego generado por acción u omisión le añadimos, o tiene a su alcance, todos los elementos materiales para que se propague con mayor facilidad, y no hacemos nada por apartar todos aquellos elementos inflamables (sustancia implícita que poseen los aspectos azules como los sextiles y trígonos), y no quitamos, aunque nos lleve un mayor esfuerzo (energía implícita en las oposiciones y cuadraturas), los objetos inflamables, para evitar con ello que se propague el fuego, aunque el gasto físico y energético sea mayor, ayudaremos a mitigar el problema.


A lo largo de los años me he dado cuenta de que, en muchos casos, se agradece la presencia de las cuadraturas y oposiciones para dar un giro contundente a la inestabilidad o problemática existente y solucionar con ello los problemas que nos acosan.


Por lo tanto, hablar de aspectos benévolos o malévolos, según sean los aspectos involucrados, depende más de cómo los principales agentes —llámese Estado, Gobierno, responsables políticos o personas de a pie— decidan utilizar las energías que expresan cada aspecto junto a cada planeta.


Lo que sí es cierto es que los sextiles y trígonos suelen ser proclives al diálogo y al acercamiento fluido entre las partes. Por lo tanto, no sería de extrañar que, en este impás de incertidumbre económica y bursátil, haya nuevas vías de negociación y de distensión. Sin embargo, hay que ser cautelosos al respecto, ya que estos aspectos tienden a ser laxos a la hora de abordar profundamente los principales escollos en las negociaciones, para que estos se mantengan firmes a largo plazo y den garantías sustanciales a las partes interesadas.


Bajo mi punto de vista, creo que la situación macroeconómica pasará por momentos de incertidumbre en los próximos meses, posiblemente hasta finales de año, donde se experimentarán ciertas turbulencias financieras y bursátiles, con efectos perceptibles en la economía real. Pero, siendo prudentes, no se prevé una fuerte recesión económica de media o larga duración, como la que se dio en la última de las crisis sufridas en el año 2008.


Las seis anteriores crisis económicas mundiales estaban flanqueadas en sus inicios por los mismos planetas: con un trígono, cuadratura y quincuncio entre Saturno y Neptuno, y con un biquintil y dos semisextiles, donde estos dos últimos estaban presentes en las dos últimas crisis económicas más virulentas: la de 1979 y 2008, con los planetas Urano y Neptuno presentes como principal ciclo planetario activo. El único caso en el que se inició una recesión económica con un trígono al inicio de una crisis fue la correspondiente al Pánico de 1857, siendo una de las menos intensas en comparación con las posteriores, donde estuvo presente un trígono entre Saturno y Neptuno.


Cuando observamos históricamente las mayores recesiones de la economía mundial, siempre han estado presentes los ciclos planetarios Saturno-Neptuno, así como el de Urano-Neptuno. Esto se puede visualizar en el gráfico estadístico que presenté en su momento titulado "Mayores crisis económicas de la historia y sus ciclos planetarios", y en el gráfico "Las 10 mayores crisis económicas de la historia y sus ciclos planetarios", que se encuentran en la sección "Investigación astrológica".

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s cierto que en algunas otras crisis económicas también ha intervenido el ciclo planetario Saturno-Plutón, pero más que provocar una crisis financiera o económica, lo que ha ocasionado es el intervencionismo económico de los gobiernos con políticas keynesianas, como un excesivo gasto público para estimular la economía y reducir sus efectos adversos.


Esto sucedió en 1946, después del final de la Segunda Guerra Mundial, con el Plan Marshall de ayuda a Europa, durante la conjunción Saturno-Plutón.


La otra fue con la cuadratura entre los mismos planetas que tuvo lugar en la primera crisis del petróleo de 1973, así como la segunda crisis del petróleo de 1979, que provocó una alta y desbocada inflación por el aumento de los precios del barril de petróleo. Los gobiernos tuvieron que subir el tipo de interés a través de los bancos centrales para rebajar el alza de los precios y controlar la inflación.


De nuevo, la conjunción entre Saturno y Plutón de 1982 ayudó a controlar aquella sangría y a dar un nuevo empuje a la economía mundial, presentándose este ciclo planetario como un elemento rescatador e impulsor de la economía, por ser una herramienta de choque, aunque no de resultados inmediatos.


Por lo tanto, el ciclo planetario Saturno-Plutón está en sintonía con la aplicación de medidas políticas intervencionistas para dar oxígeno a la maltrecha economía mediante planes de ajuste, ya sea con la estimulación mediante el gasto público con abultadas ayudas estatales, la subida o bajada de impuestos, así como la variación del tipo de interés mediante los bancos centrales, o gravámenes como puede ser la subida de aranceles a productos extranjeros para proteger el mercado interior, como quiere hacer el presidente Donald Trump.


Y es ahí donde quiero llegar en relación con lo que está pasando a nivel mundial con la subida de los aranceles impuestos al mundo por Trump. Si observamos el gráfico del sistema solar el día de la toma de posesión del 47º presidente de Estados Unidos, vemos que están presentes los ciclos planetarios Júpiter-Neptuno formando un quintil, y Saturno-Plutón formando una semicuadratura.


Estos dos grandes ciclos planetarios ya nos hablan de la forma en que se van a llevar a cabo las líneas generales de la política en estos próximos cuatro años de mandato: la incertidumbre e incoherencia, así como la ambigüedad en la toma de decisiones, van a estar presentes, como hemos podido ver, ya que entra en juego el ciclo Júpiter-Neptuno. No suele ser el mejor ciclo planetario para dar las respuestas más sólidas con respecto a las líneas maestras de la economía de un país. Además, los sensibles y volátiles índices bursátiles suelen resentirse cada vez que un gobierno toma ciertas decisiones políticas que afectan a la economía, y más cuando estas son erráticas, contradictorias o crean la posibilidad de generar inestabilidad económica y financiera, como está demostrando Trump.


Por otro lado, tenemos la obstinada decisión de fortalecer el mercado interno para ayudar a las empresas y a los ciudadanos estadounidenses mediante la aplicación de los archiconocidos aranceles a productos extranjeros. Como ya he comentado, esta política impositiva tiene que ver con el ciclo Saturno-Plutón, que también está presente en forma de semicuadratura el día de su toma de posesión como presidente de Estados Unidos. Las semicuadraturas y sesquicuadraturas siempre son aspectos tensionales muy virulentos, sobre todo las semicuadraturas.


Además, el 2 de abril de 2025, cuando anuncia la descabellada aplicación de los aranceles al resto del mundo, está también operativo el ciclo planetario Saturno-Plutón formando un septil, un aspecto de 52°.


Si tenemos en cuenta cómo es descrito el septil en astrología, observaremos que es un aspecto con una vibración sutil, vinculado con la sincronicidad, el destino y los eventos inusuales o “milagrosos” que parecen ocurrir por casualidad, pero que en realidad tienen una conexión profunda o cósmica. Este aspecto se ve a menudo como un vínculo entre el individuo y fuerzas más grandes o universales, como el universo, el destino o un gran plan cósmico. Por lo tanto, no es de extrañar que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, crea estar ante la posesión de ejercer un mandato divino para hacer más grande a su país, según lo ya comentado por él con estas palabras el día de su discurso en su toma de posesión en el Capitolio: “Hace solo unos meses, en un hermoso campo de Pensilvania, una bala de un asesino atravesó mi oreja, pero sentí entonces, y lo creo aún más ahora, que mi vida fue salvada por una razón. Fui salvado por Dios para hacer grande de nuevo a Estados Unidos”. Hacer más grande a su país es hacerlo a su manera, y esa forma es mediante la economía y la toma unilateral de decisiones, como ya lo ha hecho durante toda su vida empresarial. Trump es un empresario, y es lógico que administre su país con esa peculiar rúbrica personal con la que ha dirigido su larga carrera empresarial. Y, según él, lo hará porque Dios así lo ha querido.


Por lo tanto, la economía mundial experimentará momentos de cierta incertidumbre en los próximos meses, con turbulencias financieras y bursátiles que afectarán a muchos países. Se prevé una desaceleración a finales de verano, con un aumento importante en los precios de bienes y servicios. Aunque no se espera una recesión profunda de la economía global, la política de aranceles de Trump seguirá estando presente a lo largo de su mandato, pudiendo generar tensiones económicas y bursátiles. Sin embargo, no se anticipa una nueva recesión económica tan grave como la última vivida, la del 2008.

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