La fecha de las elecciones general del 28 de octubre de 1982 será recordada en la historia reciente de España como el día de la victoria aplastante del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en la cual el carismático líder socialista, Felipe González, y su mano derecha, Alfonso Guerra, consiguieron mediante una campaña electoral fresca y moderna, apelando al cambio político, dar un giro de timón al rumbo, deseos y esperanzas que anhelaba la mayoría de los españoles que se vieron claramente reflejadas ese histórico día en las urnas con tal contundente triunfo electoral.
Las elecciones generales se celebraron el jueves 28 de octubre de 1982, donde se constituían las II Cortes Generales del Reino de España. Había que elegir 350 diputados en el Congreso de los Diputados, y 208 senadores de los 254 escaños del Senado. La participación fue de un 79,97%, donde sigue siendo la más alta jamás registrada en unas elecciones generales celebradas en España hasta la fecha, además de ser las últimas que se celebraron en un día distinto del domingo.
Estos comicios electorales fueron convocadas varios meses antes de lo previsto, concretamente el 27 de agosto de 1982, por el entonces presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo-Sotelo, en medio de malos resultados que daban las encuestas de opinión al partido en el Gobierno. Y a esas encuestas hay que añadirle las graves luchas internas dentro de su partido, la Unión del Centro Democrático (UCD), que había visto la escisión de una parte del mismo, que se incorporaba a un nuevo proyecto político con el nombre de Centro Democrático y Social (CDS) liderado por aquel entonces por el expresidente, Adolfo Suárez.
La I Legislatura se había caracterizado por la inestabilidad política y los efectos de una recesión económica resultante de la Crisis del petróleo de 1979, así como la propia dimisión de Adolfo Suárez como presidente del Gobierno de España en enero de 1981, como resultado de la crisis interna de la UCD, y el intento frustrado de un golpe de estado militar durante la investidura de Calvo-Sotelo, el 23 de febrero de 1981. Además, el partido en el gobierno, la UCD, se había quedado cada vez más aislada durante la configuración administrativa del llamado "estado de las autonomías" tanto a nivel regional como parlamentariamente. Debemos recordar que el propio Calvo-Sotelo había optado por no presentarse a la reelección, posiblemente intuyendo lo que estaba por llegar.
En cambio, el PSOE, dirigido por el joven Felipe González, estaba muy concienciado y convencido de que era su momento, como así fue: donde obtuvo la mayor victoria en unas elecciones generales en España, con 10.127.392 votos (48,1 %) y una amplia mayoría, con 202 diputados, de los 350 escaños del Congreso de los Diputados. Tenemos que recordar que la mayoría absoluta es de 176 votos. De los 208 escaños elegibles en el Senado, obtuvo 134, con un porcentaje del 60% de los escaños en dicha cámara. En ambos casos, fue un resultado récord que ningún partido político ha superado desde entonces, en términos porcentuales.
El partido en el gobierno, la Unión de Centro Democrático, obtuvo 1.425.093 votos (6,77%) con 11 diputados. UCD fue diezmada, perdiendo el 93% de sus escaños y aproximadamente el 80% de los votos obtenidos en 1979. Siendo la peor derrota que ha sufrido un gobierno en funciones desde la restauración de la democracia, y una de las peores derrotas de la historia sufrida por un partido en el gobierno del mundo occidental. Tenemos que hacer mención que el principal candidato de UCD para estos comicios no fue el actual presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo-Sotelo, que se presentó como segundo en la lista por Madrid. El cabeza de lista por el partido fue el presidente del Congreso de los Diputados en ese momento, Landelino Lavilla.
El otro gran beneficiado en estas elecciones generales fue el partido de derechas, Alianza Popular (AP), liderado por el exministro franquista, Manuel Fraga, que se benefició enormemente de la debacle de la UCD, ocupando de manera natural el espacio político de centro-derecha en España y, convirtiéndose en el principal partido de la oposición a los socialistas con 5.548.107 votos (26,36%) 107 diputados.
El Centro Democrático y Social (CDS), el nuevo partido político del expresidente del Gobierno, Adolfo Suárez, tuvo una modesta entrada en el Congreso con 2 diputados y el 2,87% de los votos, mientras que el Partido Comunista de España (PCE) del mítico dirigente comunista, Santiago Carrillo, se desplomó aquejado del voto táctico al PSOE. El PCE obtuvo 4 diputados y el 4,02% de los votos, perdiendo 19 escaños.